¿Cómo es la primera visita al terapeuta?
Namu Psicología


La primera visita en un centro de psicología puede ser un proceso lleno de incertidumbres y dudas. Muchas personas experimentan ansiedad ante la idea de acudir a un terapeuta por primera vez, y esto puede hacer que algunos reconsideren si deben o no dar el paso. Sin embargo, entender qué sucede durante este primer encuentro puede ayudarte a sentirte más cómodo/a y reducir esas preocupaciones iniciales.
En este artículo, vamos a explorar el proceso de una primera visita a terapia, las preocupaciones comunes que suelen surgir y las razones por las que no debes temer dar el paso.
¿Por qué acudir a terapia?
Antes de sumergirnos en la experiencia de la primera visita, es importante reflexionar sobre la pregunta que muchas personas se hacen antes de pedir una cita: "¿Realmente necesito terapia?"
Todos, en algún momento de nuestra vida, enfrentamos situaciones que superan nuestras capacidades emocionales o psicológicas. Puede que te sientas perdido, confundido, ansioso o deprimido, o simplemente desees conocerte mejor y crecer personalmente. No es necesario haber pasado por un trauma severo o una crisis extrema para buscar ayuda. A veces, los problemas cotidianos, como el estrés laboral o las dificultades en las relaciones personales, son razón suficiente para acudir a un profesional que nos oriente de forma temporal.
¿Qué sucede en el primer encuentro?
La primera visita al terapeuta suele ser una toma de contacto entre el paciente y el profesional. No es necesario que vayas preparado/a con un discurso o una lista detallada de problemas. Es completamente normal sentir nervios o incertidumbre, ya que estarás hablando con alguien que aún no conoces.
El objetivo principal de este momento inicial es que tanto tú como el terapeuta converséis en un espacio seguro y de confianza. El terapeuta te explicará su enfoque de trabajo, la metodología que sigue y te dará una idea de cómo podría desarrollarse un proceso terapéutico. En esta fase, se exploran temas básicos como la duración, metodología y frecuencia de las sesiones, así como los honorarios.
Por otro lado, tú tendrás la oportunidad de explicar por qué has decidido acudir a terapia, cuáles son tus inquietudes y cómo te sientes. Este es un espacio para hablar con la mayor sinceridad posible. No importa si aún no sabes por dónde empezar, lo importante es que expreses tus pensamientos y emociones tal como aparezcan.
Miedos comunes y cómo afrontarlos
Es normal tener dudas y preocupaciones antes y durante la primera visita al psicólogo. Algunas de las preguntas más frecuentes que surgen son:
1. ¿Me entenderá mi terapeuta?
Una preocupación frecuente es si el terapeuta será capaz de entender tus problemas y ofrecerte la ayuda que necesitas. Es natural que te preguntes si podrá ponerse en tu lugar y comprender realmente lo que estás sintiendo.
La empatía es una de las habilidades más importantes en cualquier terapeuta. En la mayoría de los casos, los profesionales están formados para escuchar sin juzgar y para tratar de comprender lo que sientes, más allá de tus palabras. Si en algún momento sientes que no hay una buena conexión con tu terapeuta, es recomendable hablarlo abiertamente. Es fundamental que te sientas cómodo en las sesiones, ya que eso influirá directamente en el éxito del proceso terapéutico.
2. ¿Y si no quiero hablar de ciertos temas?
Es normal que, al iniciar un proceso, te cueste hablar sobre ciertos temas o experiencias. Es importante recordar que la terapia es un espacio seguro donde no se te obligará a decir o hacer nada que no quieras. La confianza se construye con el tiempo, y puedes compartir solo aquello con lo que te sientas cómodo en un inicio.
Conforme avances en el proceso, es probable que sientas más confianza para abordar temas más sensibles. Uno de los objetivos de la terapia es justamente ayudarte a sentirte más cómodo explorando esas áreas de tu vida.
3. ¿La terapia se podría convertir en una adicción?
Otra preocupación común es si acudir a terapia de manera regular puede generar algún tipo de dependencia. Es cierto que muchas personas sienten un alivio significativo al hablar con un profesional y notar mejoras en su bienestar emocional. Sin embargo, esto no significa que la terapia sea adictiva.
El objetivo de la terapia es que, con el tiempo, desarrolles las herramientas necesarias para gestionar tus emociones y problemas de manera autónoma. Llegará un punto en el que no necesitarás acudir con tanta frecuencia o, incluso, podrás concluir el proceso. De cualquier manera, siempre serás tú quien decida el ritmo y la duración de la terapia, teniendo en cuenta la orientación del profesional.
4. ¿Las sesiones son confidenciales?
La confidencialidad es uno de los pilares fundamentales de la terapia. Todo lo que se hable en sesión será tratado de manera privada, lo que te permitirá sentirte libre para expresar tus pensamientos sin temor a que otros lo sepan.
Existen muy pocas excepciones a esta regla, como cuando la vida de una persona está en peligro o cuando la ley requiere que el terapeuta actúe para proteger a alguien. No obstante, estos casos son raros y el terapeuta te informará de las circunstancias en las que esto podría suceder.
5. ¿Cuál será el resultado?
Uno de los miedos más comunes es la incertidumbre sobre si la terapia realmente ayudará a resolver el problema. La respuesta es que los resultados pueden variar según cada persona y situación. Es importante tener expectativas realistas. La terapia no es una solución mágica, y el progreso puede llevar tiempo. Puede ocurrir que incluso el profesional al que acudes ahora mismo no pueda ayudarte, y otro sí que pueda.
El éxito en la terapia está directamente relacionado con el nivel de compromiso del paciente y el vínculo terapéutico. Si estás dispuesto a trabajar en ti mismo y a ser honesto durante el proceso, es probable que veas mejoras significativas en tu bienestar emocional. El terapeuta está ahí para guiarte y ofrecerte herramientas, pero el trabajo principal lo haces tú, y esto no puede ocurrir si no existe una buena relación terapeuta-paciente.
6. ¿Cómo será la frecuencia y duración de las futuras sesiones?
Las sesiones de terapia suelen durar entre 50 y 60 minutos, aunque pueden variar dependiendo del tipo de terapia o del profesional. La frecuencia de las sesiones también varía. Algunas personas asisten semanalmente, mientras que otras pueden acudir cada dos semanas o de manera más espaciada, según sus necesidades y disponibilidad.
En cuanto a la duración total del proceso, es difícil preverlo desde la primera visita, ya que dependerá de la naturaleza de tus problemas y de tus objetivos en la terapia. Algunas personas acuden a terapia durante unos meses, mientras que otras pueden necesitar un proceso más largo.
7. ¿Tengo que preparar algo?
Antes de asistir a tu primer encuentro, reflexionar sobre lo que deseas lograr en terapia es esencial. ¿Qué problemas o áreas de tu vida sientes que necesitan atención? Tener claras tus metas ayudará a que tanto tú como el terapeuta tengáis una idea de cómo enfocar el proceso.
Escribir tus pensamientos puede ser útil, así como investigar al terapeuta que has elegido. Conocer su metodología y experiencia puede aliviar tensiones. Muchos terapeutas ofrecen una primera visita gratuita para permitir a las personas evaluar si se sienten bien en ese espacio.
8. ¿Qué se hace en la primera visita a terapia?
La primera visita generalmente se centra en conocerse y establecer una relación inicial. Es posible que el terapeuta te reciba en un ambiente tranquilo y te explique cómo trabaja, creando un marco para las futuras sesiones.
A menudo, te pedirá que hables sobre por qué decidiste buscar terapia y cuáles son tus expectativas. Esta conversación es muy importante para que ambos puedan definir objetivos y entender cuáles serán los próximos pasos. Sé honesto/a sobre tus emociones y pensamientos; la información que compartas guiará el proceso terapéutico.
9. ¿Qué emociones pueden surgir durante el proceso?
Es común que surjan diferentes emociones en este primer contacto. Algunas personas sienten alivio por poder compartir sus preocupaciones, mientras que otras pueden sentirse vulnerables o abrumadas. Estos sentimientos son parte del proceso y no hay emociones "correctas" o "incorrectas".
El terapeuta está capacitado para guiarte a través de estas emociones de manera compasiva y ayudarte a procesarlas. Hablar sobre lo que sientes es el primer paso hacia una mayor comprensión y aceptación.
10. ¿Qué ocurre después de la primera visita?
Una vez que termine la visita, podrías sentirte abrumado o tener muchas preguntas. Es completamente normal reflexionar sobre lo que se habló y cómo te sientes al respecto. Escribir tus pensamientos después puede ayudarte a procesar la experiencia y prepararte para las siguientes citas.
Cuanto más claro/a seas contigo mismo/a sobre lo que has aprendido o cómo te has sentido durante este encuentro, más beneficios podrás obtener en el proceso terapéutico.
Recuerda, la primera visita a terapia es solo el comienzo de un proceso transformador. A medida que avances, comenzarás a comprenderte mejor y a abordar los desafíos de manera más efectiva. Es normal sentirse vulnerable al principio, y cada persona tiene su propio ritmo en terapia. Lo importante es seguir adelante con honestidad y apertura.
Este primer encuentro es una oportunidad para explorar tus preocupaciones y comenzar a trabajar en los problemas que te han llevado a buscar ayuda. Es natural sentir miedo o nerviosismo, pero lo más importante es que te des la oportunidad de vivir esta experiencia sin prejuicios.
En Namu Psicología, entendemos la importancia de la primera visita y cómo marcará el comienzo de tu proceso de sanación. Nos dedicamos a crear un espacio seguro y acogedor donde te sientas escuchado/a y comprendido/a desde el primer momento. ¡Da el primer paso hacia tu bienestar!
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