Cómo ayudar a alguien tras una catástrofe
Namu Psicología


El impacto de la DANA en Valencia ha dejado una cicatriz en la vida de muchas personas. Más allá de las pérdidas materiales, los efectos emocionales de una catástrofe como esta pueden ser devastadores. Saber cómo ayudar a alguien que está atravesando un momento difícil puede marcar la diferencia en su proceso de recuperación. En este artículo ofrecemos pautas sencillas y efectivas para apoyar a quienes más lo necesitan:
1. Escucha activa: el poder de estar presente.
Cuando alguien sufre, a menudo lo que más necesita es ser escuchado. La escucha activa implica estar plenamente presente, sin interrupciones ni juicios. Haz preguntas abiertas como “¿Qué tal te sientes hoy?” y valida sus emociones con frases como “Entiendo que esto sea muy difícil para ti”. Estar ahí en estos momentos, aunque no podamos cambiar la situación, puede aliviar parte de la carga emocional.
2. Ofrecer apoyo, no soluciones.
En momentos de dolor intenso, es normal querer dar consejos o intentar "arreglar" lo que la persona siente. Sin embargo, es más útil ofrecer apoyo en lugar de soluciones. Frases como “Estoy aquí para lo que necesites” son más efectivas que decir “Tienes que ser fuerte” o “Todo va a estar bien”, que podrían parecer invalidantes. La idea es acompañar, no dirigir.
3. Ser paciente y respetar el ritmo de la persona.
Debemos recordar que cada persona procesa sus emociones de manera diferente. Algunas pueden necesitar hablar extensamente sobre lo que han vivido, mientras que otros preferirán mantenerse en silencio o evitar el tema durante un tiempo. Respetar cada proceso y sus tiempos es esencial. Forzar a alguien a hablar o a tomar decisiones antes de estar listo puede aumentar su ansiedad o agravar su dolor.
4. Ofrecer ayuda práctica.
El duelo y el malestar emocional pueden dificultar la realización de tareas cotidianas. Ofrecer apoyo en actividades aparentemente sencillas, como hacer la compra, cocinar o ayudar con los trámites necesarios, puede ser un gran alivio. No esperes a que la persona te pida ayuda; proponer acciones concretas, como “Hoy paso por casa para llevarte la cena”, puede resultar más eficaz que un “Avísame si necesitas algo”.
5. Crear un entorno de seguridad emocional y validación.
Tras una catástrofe, las personas suelen sentir una pérdida de control y seguridad. Ayudar a restablecer un entorno seguro, ya sea físicamente o emocionalmente, contribuye a su bienestar y les da un sentido de estabilidad. Debemos promover un espacio donde la persona se sienta aceptada y comprendida, reconociendo lo que está experimentando sin minimizar su dolor. Frases como “Es normal que te sientas así” o “Es comprensible que estés pasando por esto” ayudan a que la persona no sienta vergüenza o culpa por sus emociones.
6. Motivar pequeñas acciones de autocuidado.
El autocuidado puede parecer una tarea imposible cuando se está en medio de una crisis, pero es esencial para la recuperación emocional. Motivar a la persona a realizar pequeñas acciones como salir a dar un paseo, respirar profundamente o escuchar música relajante puede hacer que se sienta un poco más preparada para gestionar de su situación.
7. Mantener el contacto a largo plazo.
La recuperación emocional no termina días después de la catástrofe. A menudo, las personas siguen necesitando apoyo semanas o meses después. Un mensaje ocasional preguntando “¿Cómo estás hoy?” o una visita breve pueden recordarles que no están solos en su proceso de sanación.
8. ¿Y quién cuida al cuidador?
Ayudar a alguien en un momento tan delicado es un acto emocionalmente exigente. No olvides que tú también debes cuidarte para poder brindar apoyo de manera efectiva. Mantener tus propias rutinas de autocuidado, hablar con amigos sobre cómo te sientes y, si es necesario, buscar tu propio apoyo psicológico, ayudará a que no te sientas sobrecargado.
9. Animar a buscar ayuda profesional.
En algunos casos, el dolor emocional puede ser tan intenso que la ayuda profesional se vuelve necesaria. Si notas que la persona a la que apoyas muestra síntomas graves como ataques de ansiedad o sentimientos de desesperanza, anímala a buscar la ayuda de un psicólogo o terapeuta especializado. Ofrecerte a acompañarla a su primera cita puede ser un gesto facilitador muy importante para el proceso.
Acompañar a alguien que está pasando por un momento difícil tras una catástrofe es un acto de compasión y empatía. La clave está en estar presente, escuchar sin juzgar y ofrecer apoyo práctico. Estas acciones pueden ser un salvavidas emocional para la persona afectada, ayudándola a sentir que no está sola en su camino hacia la recuperación.
Recuerda que incluso los pequeños gestos pueden tener un gran impacto en el bienestar de los demás. Juntos, podemos reconstruir no solo lo material, sino también el tejido emocional de nuestra comunidad.
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